ARIADNA DE LA RUBIA es licenciada en Sociología por la UCM y Magíster en Igualdad y No Discriminación: formación de agentes de igualdad por la UNED, además de contar con el posgrado de Experta en Gestión y Promoción de Empresas de Economía Social y Solidaria de la UCM y REAS Madrid. Está especializada en emprendimiento colectivo y autoempleo para promover la inserción laboral de diferentes colectivos (jóvenes, mujeres, migrantes…) y ha formado parte del equipo coordinador del Grupo Cooperativo Tangente hasta 2021. Actualmente es parte del equipo coordinador de Juntas Emprendemos.

 

¿Por qué Juntas Emprendemos? ¿Crees que la emancipación de las mujeres puede llegar a través del emprendimiento?

De hecho, este es el principal objetivo del proyecto en el que trabajo, Juntas Emprendemos, donde queremos acompañar a las mujeres que quieren emprender proyectos económicos para que puedan desarrollar los conocimientos, las habilidades, las competencias y las actitudes que les permitan ejercer el liderazgo económico de sus vidas y también para que puedan construir el estilo de liderazgo que ellas deseen. Para que puedan conocer a mujeres referentes y para que ellas mismas puedan convertirse en referentes cercanos con los que otras puedan identificarse. Nuestro objetivo es que ellas, como hemos hecho nosotras en nuestras entidades, puedan adueñarse de la dimensión económica de nuestras vidas y que entre todas podamos redefinir conceptos como ambición, éxito o negocio, construyendo un imaginario propio del emprendizaje. 

 

 ¿Entonces el empoderamiento en entidades de la economía social y solidaria es posible? 

Creo que tiene que ver con esto que ya he comentado de pertenecer, contribuir, crear y ejercer poder de una forma diferente. Éstas son todas necesidades humanas universales y siguiendo a Max Neef creo que la ESS es un satisfactor sinérgico muy potente pues permite satisfacer todas estas necesidades a la vez, mientras que la economía convencional no lo es tanto, porque si quieres pertenecer (sentirse parte de un equipo, por ejemplo) quizá no puedas ejercer poder (porque no suele haber espacio para varios líderes a la vez, mientras que en la ESS sí lo hay), o si quieres crear, en la empresa convencional quizá tengas que sobresalir y dejar atrás a los otros, en un modelo competitivo, mientras que en la ESS primamos la inteligencia colectiva, las ideas al servicio del proyecto y no de la persona, se reconocen, alientan y valoran todas las contribuciones con más facilidad.

 

Lo más interesante y valioso de Juntas Emprendemos es que vosotras mismas sois mujeres que han emprendido y sois socias de distintos proyectos cooperativos. ¿Qué diferencias encuentras respecto a la entidad actual y su filosofía de economía social y solidaria?  

Tuve la suerte de tener cerca un grupo de amigos y amigas de la facultad con el que ideamos la creación de nuestra cooperativa, unos años después de haber salido de la facultad. Cuando llegó el momento de decidir, lo tuvimos claro, apostamos por nuestra cooperativa. Fue un lujazo montar una empresa, nuestro proyecto laboral, con amigos y amigas. Los primeros años fueron como una montaña rusa, pero es maravilloso palpar lo que podemos crear en colectivo, es tu propia “criatura” y te enamoras de ella, la ves crecer, cambiar… Creo que esta experiencia no es posible en una empresa convencional, ya que la pertenencia y la contribución se miden de diferente forma…

 

¿Consideras que tu entidad o las entidades de la ESS (Economía Social y Solidaria) respetan los principios de igualdad y cuidados en la(s) organización(es)? ¿Por qué? ¿Qué relación hay entre feminismo y ESS?

En 2019 la comisión de feminismos de REAS Madrid y el proyecto MARES elaboraron una guía en la que se analizaron las prácticas de corresponsabilidad de las empresas de ESS. Se plasmaron muchas prácticas concretas que nuestras redes ponen en marcha para caminar en este compromiso hacia la corresponsabilidad entendida en sentido amplio, es decir, como formas concretas para transformar las relaciones patriarcales en el ámbito laboral. La guía incluye claves para analizar nuestras prácticas y valorar cuán transformadoras son esas prácticas y cuánto inciden en revertir el patriarcado. Como dice uno de los lemas de la ESS, la economía solidaria será feminista o no será, por tanto la relación para mí es de interdependencia total entre ambas miradas.

 

¿Sientes que la experiencia en tu entidad te ha permitido adquirir conocimientos o habilidades que luego puedes aplicar en tu vida diaria? ¿Por ejemplo? ¿Recomendarías la participación en una entidad de la economía social y solidaria? ¿Por qué?

Llevo años vinculada a la ESS y ahora creo que he construido mi vida y mis relaciones en base a su filosofía; me cuesta separarlo, ya forma parte de mí (empatía, solidaridad, colaboración, búsqueda de alternativas y soluciones ante dificultades, capacidad de negociar, capacidad de analizar cómo influye mi comportamiento en las demás personas y en el entorno antes de tomar decisiones, convivir bien con la incertidumbre, etc.). Considero que intento aplicar todos estos aprendizajes y experiencias en todo lo que hago. 

La recomendaría sin duda, por muchos motivos, por la parte de satisfacción personal que te proporciona la experiencia de construir tu propio proyecto laboral-vital, por el sentido de trascendencia, de saber que lo que haces por pequeño y local que sea está conectado con el esfuerzo de otras muchas personas que trabajan para dejar un mundo mejor del que nos hemos encontrado.

 

Desde el feminismo y desde la economía social y solidaria, ¿dirías que esta experiencia socio laboral ha fortalecido tu autoestima y confianza en ti misma?

Por supuesto, ser dueña de tu proyecto laboral-vital es un chute de autoestima, sobre todo cuando miras atrás y ves que eso de lo que formas parte ha florecido y que tu contribución está ahí. Siempre supone asumir nuevos retos y hacerlo en colectivo. Cuando llegas arriba de una cima, ahí está la siguiente, miras a tus compañeras y trazas el plan para seguir adelante, es muy emocionante y motivador.