«El dinero es solo una herramienta. Te llevará a donde tú quieras, pero no te reemplazará como conductora.» Ayn Rand (1905 -1982). Filósofa y escritora.

 

¿Cómo es nuestra relación con el dinero? ¿Nos arriesgamos, invertimos? ¿Quién gestiona la economía doméstica? ¿Quién decide cuándo y cómo invertir? ¿Es importante elegir con qué fondos financiamos nuestros proyectos? La falta de educación en economía y finanzas es la que provoca que nos hagamos todas estas preguntas y supone una barrera para que nuestros proyectos puedan nacer y florecer. Por esta razón, desde Juntas Emprendemos decidimos dedicar el mes de abril a hablar de dinero; a pensar en las barreras y los miedos; qué nos frena en nuestras decisiones financieras; qué necesitamos saber para vencer esos obstáculos.

Así, el pasado martes 5 de abril tuvo lugar la primera sesión sobre herramientas financieras para emprendedoras en la que pudimos contar con nuestra colaboradora, Lucía Gómez de la Fundación Finanzas Éticas y Charo Santos de FonRedess, Fondo para el desarrollo de redes de economía social y solidaria que consiste en ayudas reintegrables y acompañamiento para proyectos de emprendimiento social.

Finanzas Éticas y FonRedess, dos entidades de financiación alternativa

Comenzamos hablando con Lucía, licenciada en Administración y Dirección de empresas y actualmente técnica de microfinanzas de la Fundación Finanzas Éticas. Trabajó durante muchos años en una gran multinacional en investigación de mercados pero hace 6 años decidió apostar por la Economía Social y Solidaria (ESS) y desde entonces trabaja por apoyar a este tipo de empresas, asesorando antes e investigando y desarrollando nuevas propuestas de financiación alternativa ahora. Cuando le preguntamos por qué tipo de proyectos hacen, nos muestra lapresentación de La Colmena, un fondo mutuo que funcionó en 2019-2020 para apoyar entidades de la ESS afectadas por la pandemia y que, aunque ahora ya está cerrado, muestra lo que hacen en la Fundación.

“Cuando crees en lo que haces y observas a tu alrededor, el valor que generas se multiplica” afirma Lucía, que reconoce que para ella emprender ha supuesto la posibilidad de poder cambiar las cosas, “con tu trabajo, mirando a tu alrededor e incorporando todo lo bueno que observas para devolver un bien o servicio que contribuirá a crear una mejor sociedad. Como mujeres hay más barreras que superar, pero la empatía y la red que somos capaces de generar, pueden reducirlas”

En el caso de Charo, licenciada en Políticas y Sociología, nunca ejerció y se dedicó a la asistencia técnica externa de políticas públicas. Fue entonces cuando decidió unirse a FonRedess por su voluntad de hacer grandes cosas con poco dinero. Se define como la “pesada de la igualdad” y asegura que a todo lo que se vaya a poner en marcha hay que ponerle la perspectiva de género. Por su parte, Charo cree que en el emprendimiento la ambición está bien vista solo si se asocia a los hombres. “A mi me gusta ser una mujer ambiciosa pero lo que quiero sobre todo es crear redes con mujeres, llevando a la práctica el concepto teórico de la sororidad. La banca tradicional no apoya a las mujeres y tenemos que poner una pica en Flandes” sentencia.

 

Mujeres y finanzas

Hechas las presentaciones y explicado un poco todos los recursos y la estructura de la Fundación Finanzas éticas, la intervención de Lucía se centró en el acceso que históricamente han tenido las mujeres a la financiación. Desde la innegable brecha salarial, debida a la infravaloración de nuestras capacidades laborales, la segregación del mercado de trabajo y el desigual reparto de los cuidados, hasta la exclusión financiera, todos estos hechos derivan en que el 70% de las personas más pobres del mundo son mujeres. A ello se suma que el 42% de las mujeres en el mundo no tienen acceso a una cuenta bancaria, con todo lo que ello supone. El resultado es que las mujeres tienen un 20% menos de probabilidades de obtener un préstamo que un hombre, entre otros motivos por los impedimentos que ponen los bancos. “A las mujeres se les pide más información personal sobre si están casadas, si hay hombres apoyando el proyecto, etc. mientras que a los hombres casi no se les pide ni el plan de viabilidad” explica Lucía. Una de las consecuencias de esto es que las mujeres tienen más tendencia al endeudamiento, pero sin embargo mejores resultados en términos de morosidad. 

Así las cosas, fruto de esa menor capacidad adquisitiva y de ahorro y de la mayor dificultad de acceso a la financiación, no es de extrañar que también haya menos emprendedoras, pero sobre todo por la falta de experiencia en puestos directivos, que hace que las mujeres tengan miedo a emprender. Sin embargo, también son las mujeres las que ante este panorama han aprendido a buscarse la vida: está comprobado que las mujeres se financian más con familiares, amigos, crowdfundings varios, subvenciones y, en general, recurriendo siempre más a la colaboración que a la competencia. De hecho, los propios productos ofrecidos por los bancos no se adaptan muchas veces a las necesidades de los proyectos de mujeres, en un inicio muchas veces más modestos (pero seguros) que los de los hombres.

¿Cuál es el papel entonces de las finanzas éticas?

“No es caridad, ni se le presta dinero a cualquiera como se puede pensar” afirma Charo. Se pide compromiso, y el dinero no es el fin, sino solo el medio para llegar a nuestros objetivos que han de tener impacto sobre la economía real y la vida de las personas desde el punto de vista del interés común. “Aunque por supuesto se miran los números y la viabilidad del proyecto, es importante que todo el mundo tenga acceso a un préstamo” aclara. Sin duda, como recuerda Charo, las ayudas reintegrables son algunos de los recursos más novedosos de este tipo de entidades, ya que, aunque no son grandes cantidades, se conceden sin interés y con el único incremento del IPC. “Ojo que a veces la gente quiere pedir cantidades pequeñas que el banco no te concede porque no le sale rentable” asegura Charo y concluye: “la figura de los avales sociales y mancomunados dedicados a financiar a colectivos más vulnerables (migrantes, mujeres, personas con discapacidad, etc.) también es innovadora y transformadora”.

En definitiva, se trata de volver a los orígenes del dinero y abandonar la especulación y la usura actual. Frente a lo que todo el mundo puede pensar, la banca ética supone ahora mismo un 5% del PIB europeo, por lo que se ve que cada vez hay más gente que quiere pasarse a un modelo alternativo. Además de la viabilidad económica, una de las claves de la banca ética es analizar el impacto medioambiental del proyecto, como medir la huella de carbón, con el fin de luchar contra el cambio climático y dar respuesta a la emergencia global.

Si te ha gustado esta crónica, no olvides apuntarte para la segunda sesión online sobre herramientas financieras del próximo martes 19 de abril de 2022. Con Inés de Águeda de la Fundación Goteo (para hablar de crowdfunding, matchfunding y más) y  Lola Allepuz, de MicroBank, herramienta de financiación para proyectos con impacto social. Y si quieres saber más sobre cómo te pueden ayudar Fundación Finanzas Éticas y FonRedess o qué requisitos necesitas, recuerda que tienes la sesión completa en nuestro canal de Youtube.