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Buscar, ser buscada y confluir. Este es uno de los puntos de partida para comenzar cada edición de JuntasEmprendemos. Buscábamos a 15 participantes para la nueva edición de Bilbao y encontramos más de 50 mujeres con un proyecto propio que poner en marcha. La diversidad, interés y energía que nos llegaba a través de los formularios nos abrumaba, sorprendía, colapsaba, enriquecía y motivaba al mismo tiempo. Mujeres activas, socialmente comprometidas, de edades muy diversas (entre los 25 y los 58!), de territorios y nacionalidades múltiples, con recorridos profesionales dispares, en paro que no paradas, perceptoras de RGI, trabajadoras ya por cuenta propia o trabajadoras por cuenta ajena, en su mayoría con contratos temporales. Mujeres con capitales muy diferentes, con mucho o nada de capital simbólico, en la máxima precariedad o con cierto capital económico, con redes sociales y relacionales extensas o débiles por no ser de aquí, con mucho o poco tiempo disponible para ellas mismas, etc. Sin embargo hay un capital principal que la mayoría comparten: el conocimiento. Mujeres formadas e hiperformadas, con múltiples cursillos sectoriales y/o de base, con licenciaturas, masters y doctorados. Mujeres casadas, solteras, madres o no, heteros, homosexuales, víctimas de violencia de género o divorcidadas. Mujeres expulsadas del mercado laboral por su procedencia, nacionalidad, condición física, edad, estar excesivamente formada o por el hecho de ser madre. Mujeres que tienen una auténtica necesidad de dar sentido a sus vidas y buscarse un futuro propio. Un futuro autogenerado, ya que el actual sistema no está siendo capaz de crear el “empleo” que tanto demanda y necesita para que la maquinaria siga en funcionamiento. Ni en la cantidad de empleo, ni en la calidad del mismo.

A pesar de que nuestro mayor deseo hubiera sido acoger en el programa a las 50 solicitantes, la cosa solo podía pasar por elegir a 15. Eso sí, la hipótesis de partida quedaba contrastada: hay necesidad de programas que promocionen el emprendizaje femenino, como este que estamos desarrollando junto a DEMA, la Agencia de Creación y desarrollo Empresarial de Bizkaia. Programas que escuchen a las propias protagonistas para saber qué necesidades tienen, qué aspectos hay que reforzar, qué limitaciones hay que trabajar, etc.

Y nos consta que cada vez van apareciendo y poniéndose en marcha más programas aliados de JuntasEmprendemos. Una multiplicidad bienvenida, ya que emprender ni tiene ni debe tener el mismo sentido u objetivo para unas u otras, y esta realidad diversa es la que enriquece este prometedor ecosistema de mujeres emprendedoras. Porque más allá de significar un medio de subsistencia, emprender, en boca de las propias participantes, tiene diferentes significados: tener un proyecto propio de vida, poder ser autónoma sin renunciar a la creatividad, ser tu propia jefa y manejar tu vida, una aventura en la que piensas 24 horas, una forma de compaginarlo con la maternidad, crecer en todos los sentidos y despertar capacidades innatas o un camino inexplorado que se vislumbra como posible.

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¿Quiénes son, cómo y por qué deciden aventurarse en el emprendizaje?

Las 15 de protagonistas de JuntasEmprendemos de esta segunda edición en Bilbao, componen un grupo diverso de programadoras, biológas que nunca pisaron un laboratorio, diseñadoras de moda, publicistas interesadas en una comunicación más social, trabajadoras sociales, administrativas reconvertidas en agricultoras, ilustradoras, peluqueras, auxiliares de enfermería, sexólogas, fotógrafas, educadoras y tigresas del acompañamiento. Cómo han llegado a JuntasEmprendemos, qué buscan y qué expectativas traen, nos ayuda mucho a regular nuestro ecualizador como mediadoras del programa. Y la cosa suena a esta melodía:

  • Aprender con otras.
  • Un empujón para la puesta en marcha.
  • Resolver algunos aspectos técnicos.
  • Valorar su propio trabajo, coger confianza en lo que hace.
  • Salir del círculo barrio-crianza-aislamiento en el que he estado los últimos años.
  • Destreza para acercarse y gestionar la parte burocrática.
  • Estudiar el mercado, conocer a los clientes.
  • Definir la idea y diseñar el modelo de negocio.
  • Hacer una red en la que dejarse caer.
  • Saber si puede vivir de su proyecto.
  • Incorporarse al mundo laboral.
  • Crear sinergias.
  • Aprender a emprender bajo una perspectiva más social que lucrativa.

De la misma manera, conocer aquellos factores que consideran más flojos y expresarlos de forma colectiva, nos propone nuevos retos a la vez que nos hace cuestionarnos hasta qué punto estas limitaciones caracterizan, exclusivamente o no a las mujeres. ¿Qué (des)aprendizajes son necesarios para que una mujer que decide emprender no caiga en las trampas del desigual sistema heteropatriarcal y pueda hacerlo de una manera digna?. Aunque seguro podemos hacer una lista más exhaustiva, nuestras protagonistas han identificado las siguientes:

  • Poner precio a sus servicios. Cómo pasar de hacerlo gratis a cobrarlo.
  • Empoderarse con la tecnología.
  • Estrategia y acciones comerciales.
  • Hablar en público.
  • Decir que no.
  • Asumir un liderazgo.
  • Delegación de funciones.
  • Gestionarse el tiempo.
  • Constancia y perseverancia.
  • Creer en sus posibilidades.

Por el contrario, además de sus individuales y personales conocimientos en la materia de sus proyectos, resuenan en el aula una serie de capacidades colectivas que tienen que ver con los afectos, los cuidados, la generación de abundancia, los altos grados de escucha y empatía, los abrazos o una habilidad sublime de gestión del hogar y aprovechamiento de los restos de comida. ¡Que cada cual saque sus propias conclusiones!

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¿Y qué proyectos tienen?

Impresionantes. Y diversos en su estado, algunos ya en marcha, otros en ideación, otros en prototipado.

  • Turismo consciente. Rutas y visitas guiadas que muestran la esencia de la cultura vasca (historia, antropología, movimientos ciudadanos, espacios-paisajes, personajes, etc.).
  • Cuidados corporales con sentido. (1) Un salón de peluquería y estética que utiliza productos naturales y que es a su vez un lugar de encuentro y empoderamiento para mujeres víctimas de violencia de género. (2) Una cooperativa de elaboración, distribución y venta de cosmética orgánica elaborada a mano, que es además un homenaje a la sabiduría y al saber hacer de las mujeres que siempre y hoy en día han cuidado y cuidan de todos y todas.
  • Cultivo ecológico. Cultivo y venta de plantel ecológico con semilla local para huertos urbanos o micro-instalaciones.
  • Ilustración. Servicios en torno a la ilustración y la práctica de dibujar como herramienta de desarrollo y transformación social.
  • Artesanía y reciclaje. Toalleros-calefactores artesanos realizados con materiales reciclados y decorados.
  • Diseño y moda. (1) Diseño y producción de ropa de niñO con serigrafías educativas de fomento valores hacia la igualdad de género. (2) Una plataforma para mujeres amateurs que crean prototipos bajo la filosofía de código abierto y slow fashion.
  • Software. Servicios de programación y creación de software “a medida” a empresas.
  • Asistencia a domicilio. Una cooperativa de nueve mujeres que prestan cuidadosos servicios integrales a personas mayores en su propio hogar.
  • Integración de colectivos de inmigrantes. (1) Una red conectora y de intercambio de experiencias para personas migrantes, con diferentes agentes locales que favorezcan la acogida y la integración. (2) Un servicio de acompañamiento y seguimiento personalizado integral en la vida diaria de personas migrantes.
  • Crianza sin apegos. Proyecto integral en torno a la crianza (espacio, talleres, formación, txoko,…). Un lugar de encuentro de la familia y entre diferentes familias.
  • Bienestar y desarrollo. (1) Proyecto para promover e interiorizar la inteligencia social y la prevención de conflictos para mejorar las relaciones. (2) Servicios de información, asesoramiento y acompañamiento en cuestiones relacionadas con la sexualidad y las relaciones «de pareja» (violencia de género, conflictos de pareja, difusiones sexuales…).

A través de 15 sesiones de formación se han ido desarrollando los proyectos. Todos y cada uno de ellos engloba una propuesta de valor que hemos ido destripando y volviendo a coser entre todas, para buscar en cada caso un modelo sostenible de realización. Y ahora, en septiembre, entramos en una segunda fase de asesorías tanto individuales y colectivas. El conjunto de acciones está permitiendo que nuestras protagonistas trabajen sobre estos 15 proyectos, para avanzar, sofisticarlos, modificarlos o redefinirlos.

¡Aún nos quedan un buen montón de retos por delante!