El negocio de la impresión siempre ha estado lleno de emprendedoras que han marcado además formas de hacer muy propias. Hemos conversado con tres proyectos de emprendimiento que buscan transformar el imaginario patriarcal a través de revistas, libros, cuentos, fanzines y cómic. No queríamos dejar pasar el Día del libro para hablar de negocios liderados con mujeres con nombre propio en el sector del libro y la impresión. Justamente, nuestra Escuela de Emprendedoras lleva el nombre de Juana Millán, que es la primera mujer que utilizó su nombre para firmar la impresión de un libro en la imprenta que ella misma dirigía. Corría el siglo XVI y, por aquella época, las mujeres necesitaban la tutela de un hombre para emprender. Es al enviudar, cuando a Juana se la reconoce como dueña y soberana del taller de impresión. ¡Una mujer con firma propia! Afortunadamente, a Juana Millán no la condenaron por hereje como a su primer marido.

El negocio de la impresión siempre ha estado lleno de emprendedoras que han marcado, además, formas de hacer muy propias. Hemos conversado con tres proyectos de emprendimiento que buscan transformar el imaginario patriarcal a través de revistas, libros, cuentos, fanzines y cómics. El más veterano es Píkara Magazine, ya consagrado como medio de comunicación feminista. Pero también hemos querido conocer los intríngulis de dos proyectos más jóvenes a los que hemos tenido el gusto de acompañar desde la Escuela de Juntas Emprendemos: Liana Editorial,  que después del parón forzado por la pandemia, acaba de sacar una nueva novela gráfica sobre la artista japonesa Yayoi Kusama, y Kit Canibal,  una propuesta a caballo entre la producción editorial, el diseño y la creación artística, empezó como colectivo artístico y acaba de constituirse como cooperativa de trabajo.

Formas propias de contar

Andrea Momoito de Pikara Magazine

Lo primero de lo que os queremos compartir es su visión tan particular de la cultura y la comunicación. Y su apuesta por el papel. Cuando Píkara Magazine nació hace más de 12 años, el feminismo no estaba en la agenda mediática. Cuando la violencia sexual no era noticia y el masculino genérico ni se cuestionba, Píkara Magazine decidió marcar su agenda propia. Apostó por una comunicación muy cuidada y situada en los feminismos, con ’s’, porque Píkara es un referente a la hora de incluir en sus contenidos una perspectiva interseccional. Andrea Momoito, haciendo genealogía, recuerda que no son las primera revista feminista del Estado español: “Somos herederas de muchas cabeceras muy importantes, desde los años 70 con vindicación feminsita, la revista opción o el proyecto kalho o la revista andra en euskalerría en los 2000 pero quizá si hemos sido el primer medio feminista que ha conseguido cierta profesionalización”. Hoy siguen siendo vanguardia a la hora de abrir melones en el feminismo y han ido enriqueciendo sus formatos en un diálogo constante con sus lectoras. Además de diversos contenidos digitales, siguen haciendo una revista en papel mensual que es canela.

Liana Editorial y Kit Canibal, empezando en otro contexto donde el feminismo ya no es una rara avis, se encuentran con las mismas dificultades que Píkara y tantos otros proyectos que buscan formas propias de comunicar: la inmediatez de las redes, el egocentrismo comunicativo, la crisis del papel, la sobreinformación… Pero es justamente este momento de crisis que habitamos, donde Marta Tutone, vio la necesidad de emprender en el sector editorial: Está cambiando el paradigma sobre muchos temas, la crianza, nuestros cuerpos, nuestro papel en la sociedad y creo que es importante escuchar lo que nos dicen los libros porque nos hacen pensar”.

De izquierda a derecha: Marta Tutone, de Liana Editorial, Elisa Macellari (autora de Kusama) y Elisa McCausland (crítica de cómics)

Liana Editorial apuesta por darle el mismo peso al texto que a la imagen. En sus cuatro colecciones de libros, el cómic y la novela gráfica tienen un lugar destacado. Son libros que abordan con mucho tacto y muy buen gusto, temas cruciales para jóvenes y no tan jóvenes como la salud mental, la muerte o el consentimiento en nuestras relaciones sexuales. Otra seña de identidad del catálogo de Liana Editorial son las biografías de mujeres: “Creo que rescatar figuras importantes, mujeres en la mayoría de los casos, que han cambiado el mundo es muy importante, nos mueve, nos inspira y nos transforma”, nos explica Marta.

Además, esta editorial apuesta por una distribución clásica en librerías, que en los tiempos que corren, es algo que hay que aplaudir. “Es una forma que respeta la cadena del libro, la librería, el distribuidor, todos tienen un papel en esta cadena. En mi web hay un enlace al proyecto Todos tus libros. Cuando compras, estás comprando a una librería. Si todos comprásemos a grandes grupos de internet, la librería sufriría. Es importante que estén ahí las librerías, que sean los libreros y las libreras quienes nos recomiendan los libros, si estamos aquí es por ellos también”.

Kit Caníbal, el proyecto más joven, venía de ser un colectivo artístico, la mayor parte de sus socias se conocieron en un máster de investigación. Esto explica su propuesta comunicativa tan sugerente: unir la experiencia estética y visual con la investigación académica. “Consideramos que el conocimiento que se genera en la academia es lo que marca las formas de ver y entender el mundo, necesitamos que ese conocimiento baje a tierra. Por ello, seleccionamos un tema que nos resulta que tiene una importancia a nivel social y hacemos diferentes formatos para diferentes públicos. Tenemos una colección infantil, una de fanzine, una de libro artista y una objetual”.

Ana y Gara de Kit Canibal

Siendo hijas de una época de comunicación efímera y grandes egocentrismos, Kit Canibal apuesta por la autoría colectiva y no se definen como artistas: “Entendemos el canibalismo como un retroalimentarnos entre todas, desde el momento en el que  nos juntamos por una necesidad de saber más.  Es una metáfora de ese aprendizaje colectivo donde tú me das a mí y yo te doy a tí…Entendemos esto no desde la autoría, sino desde el oficio, desde qué podemos aportar”. Además, este proyecto híbrido apuesta por distribuir sus colecciones en algunas librerías. Y están probando con la venta directa en su tienda on line, pero lo que más les tira es la venta en mercadillos y ferias porque como dice Garazy, “hay un tú a tú, es sencillo hablar, ves al interlocutor/a, encuentras la manera. A través de redes estás lanzando al aire y hasta que no afinas el público que tienes es difícil, hay muchas cosas de las que hablar pero en redes va todo muy rápido”.

Vocación y viabilidad

Emprender en algo vocacional y llegar a fin de mes son palabras mayores. Por eso desde la Escuela de formación de Juntas Emprendemos tratamos acompañar a proyectos de emprendimiento liderados por mujeres en la elaboración de su plan de negocio. Mujeres que emprenden acompañadas por otras mujeres. Eso sí que es una herejía. Sin un plan de negocio, las socias de Píkara no hubiesen podido pilotar una revista feminista con ese resultado tan profesional. Hoy no sería una cooperativa con 6 personas en plantilla que viven dignamente de hacer periodismo feminista.

Andrea nos cuenta su secreto, ¡la diversidad también en la financiación!:  “Somos bastante segurolas, por si falla una tener un plan “b”, o incluso “c”. Principalmente, nos financiamos por nuestras suscriptoras. También tenemos otras vías, como la publicidad, la venta de revistas, de monográficos, merchandising propio… Una vía llamativa en medios de comunicación es ofrecer asesorías y servicios a terceros mientras tratamos de aumentar suscripciones y publicidad.  En los últimos años estamos pensando en nuevos formatos y estamos empezando a hacer publicidad al estilo instagramer, y nos está yendo bastante bien» celebra Momoito, que recuerda además que una parte de sus contenidos los hacen en alianza con otros medios y agentes sociales, como el monográfico que hicieron el año pasado en el Congreso de Economía Feminista.

En Kit Canibal acaban de constituirse como cooperativa de trabajo con 4 personas socias. Para sufragar su primera colección “Exótic”, tiraron de una microfinanciación que les fue bastante bien. Y ahora están probando distintas vías de distribución para sus diferentes formatos. Cuando no eres un negocio fácilmente encasillable, eso es un reto: “Una editorial edita a otros, un artista está fomentando su propia obra, esto era un mix de esto. Referentes de cómo trasladar eso a un plan de negocio no hemos tenido. Ese ha sido un reto porque estamos en ensayo error todo el rato”, nos cuentan.

Marta Tutone, que es muy cautelosa, dice que Liana Editorial aún está despegando, aunque lo cierto es que cuando la conocimos sólo había publicado “Chicas malas” y “La Bicicleta amarilla”, y en tres años ha ido creando un catálogo con más de treinta joyas. “Era un proyecto que yo tenía pensado realizar desde que era niña. Me formé en aspectos más técnicos, máster en edición con edición de libros, y también me asesoraron en Juntas Emprendemos con la parte de emprender. Yo soy doctora en estudios literarios, me faltaba la faceta del emprendimiento y en ello estoy, aprendiendo todos los días”.

 

Sola no puedes, con amigas sí

Otra estrategia de muchos de los proyectos de emprendimiento a los que acompañamos son las alianzas y la comunidad. Para Liana Editorial esto fue un seguro de vida en la pandemia:Al haber vivido siempre en pandemia, mi trabajo se convirtió en muy solitario.He tenido la suerte de formar parte de la asociación de editoriales independientes de álbum ilustrado. Así hemos podido seguir llevando proyectos en espacios rurales, artísticos, de formación…”

La comunidad de Pikara también ha sido desde sus inicios imprescindible. “Cuando empezamos impulsamos la figura de suscriptoras, las llamábamos amigas, fueron 100 de mujeres, y algún hombre, que pagaran porque hiciésemos algo que ya era gratis. Y en un momento en el que nos hemos acostumbrado a que leer en internet es gratis, nosotras tenemos una comunidad superpotente, que paga para que sea gratis para el resto y eso nos llena de orgullo. En un proyecto pequeño, las lectoras y los lectores a lo mejor son menos pero son de verdad, te siguen, te entienden, creo que esa es la parte más motivadora”, comenta Marta.

Así es, detrás de estos proyectos propios hay comunidades de lectoras y lectores que también son muy propias y que nos animan a seguir emprendiendo en lo que nos gusta y sabemos hacer.